domingo, 12 de abril de 2009

ArtE-EmocióN

Cuando salí de la sala de exposición me sentí un poco alterada. Tenía una extraña sensación de inquietud que había estado revoloteando en el estómago y que me empujaba a expeler invisibles mariposas para que dejaran de incordiarme. Después de contemplar esas fotografías “abstractas” y (aparentemente) sin sentido, caí en la cuenta de que esa inquietud me la había producido una imagen en concreto. La verdad es que no se trataba de una sensación nueva, sino que me resultaba muy difícil de reconocer entre aquellas paredes blancas salpicadas aleatoriamente de trozos de papel impreso. Vale que se trataba de una imagen de dimensiones considerables, con una historia (que imaginé enseguida) alucinante y que, a poco que te fijes unos segundos, ofrece todo un mundo repleto de pequeños detalles. Pero ¿porqué sentirlo precisamente allÍ?
Ya sentados en la cafetería de al lado, pensé ¿qué había pasado para que aquello me impresionase de tal forma? El caso es que lo sé perfectamente; fue debido a la conciencia de percibir lo que esos detalles me transmitían, y por la sorpresa que me causó uno de los comentarios que acababa de escuchar. En mi percepción de la imagen mis ojos creyeron ver lo que mi mente me empujaba a aceptar. ¿Mensaje subliminal? Pues sí, y ese comentario me descolocó totalmente, no por lo que quería decir en sí mismo, sino por el hecho de haber descubierto lo que soy capaz de captar dejando volar la imaginación.
No sé si es correcto decir que una imagen fotográfica puede ser “una obra de arte”. Al menos en ese instante yo creí que sí.

2 comentarios:

Unknown dijo...

A ti, que te gusta tanto la Bauhaus, no te debería sorprender una reproducción tan subjetiva de la realidad fotografiada, y aunque te cueste reconocerlo, esas fotografías tuyas que he visto (privilegiado que es uno) tienen mucho de aquella estética particular que hizo batir las alas de las mariposas en tu estómago.

helga dijo...

hum! privilegiado no sé...es que sólo me las has pedido tú... ja ja ja