Un DeseO

Cierro lo ojos y siento tu mirada, pero sé que miras sólo en sueños.
Despierta y contempla: la estrella fugaz ha pasado, tan deprisa que ni siquiera has podido pedir tu deseo. Ese deseo que guardas en la caja fuerte, evaporándose poco a poco cada vez que abres la puerta para comprobar si todavía sigue dentro.
No sueñes que quieres besar, sólo deja caer tus labios.
No pienses que quieres acariciar, sólo suelta tu mano.
No desees que quieres amar, sólo despierta y ven.
La enjundia de la vida es el amor... aunque nadie pueda darte la garantía de que no te va a rechazar.

“El deseo nos fuerza a amar lo que nos hará sufrir.” Marcel Proust.

Rubi@S

Soy rubia natural, orgullosa de serlo (rubia no es igual a poco espabilada), quizá algo bermeja, como resultado del atracón materno de ingentes kilos de zanahorias durante mi gestación. Hace unos días comía con un amigo y en el momento del café y copa comenzó nuestra perorata de sandeces y divagaciones. En un momento dado, le transmití mi inquietud por el bajo índice de personas rubias que podía contabilizar a lo largo del día. Para consolidar mi argumento le enseñé un artículo en el que, según un estudio, se demostraba que allá por el año 2.200 nacería en Finlandia la última persona rubia del planeta. ¡Qué desolador! Lejos del estereotipo clásico de belleza, yo prefiero ciertas características nórdicas, a años luz del aspecto latino que normalmente me rodea. Sin entrar al trapo en la discusión que tuvimos acerca de la mezcla de razas, me gusta pensar que quizá yo formo parte de una especie en peligro de extinción...