martes, 20 de febrero de 2007

un libro sin final...


Cuántas veces he llegado a este punto, un lugar en una calle sin salida, sin saber adonde ir ni tampoco a quien acudir. Me siento sóla, sin alguien en quien confiar, pero no es cierto; mucha gente a mi alrededor me necesita, y me llama, y me quieren, y me buscan ¿y me encuentran?.
Y yo los necesito pero no pueden ayudarme ¿es amor? ¿es soledad? ¿es tristeza? Es agonía de sufrir, un sufrir que no tiene fin; es desesperación, dulce amargura de vivir. Te necesito a ti ¿qué quieres de mí?. Dame parte de tu vida, de tu alegría, y de tu tristeza, pero con amor. Necesito amor, mucho amor, y, sobretodo,...amor. Quiero a alguien a mi lado que me quiera escuchar, que me pueda entender, porque el idioma del que estoy hablando es inventado por mí, con poesía, sin color; una fantasía de mi imaginación, una flor de tu jardín ¿qué quieres de mí?. Dame algo, no sé lo que es, pero busco, lo busco y no sé qué es; dime tú qué encontraré, sigo buscando y no lo he visto pasar ¿es un sueño?...quizás. Quizás sea verdad. No sé quién soy en realidad buscando y buscando en mi ansiedad; y me falta algo, me falta alguien, me faltas tú. Por favor, ayúdame.
Mi paciencia es una niña que intenta abrir una puerta y desespera porque está cerrada, al final de una escalera, larga, estrecha, que baja y baja y no tiene fin. Mi alma llama, no sé a quién, con gritos ahogados en un sueño de pecado carnal. Unos brazos abiertos me esperan en algún lugar; un corazón valiente dispuesto a luchar, un libro abierto que yo pueda cerrar cuando escriba el final. Quiero que me ames y que me odies, que me beses y llores, y que me beses, y que me ames,...que me ames, que me ames.

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