... ¿cordero
bajo una piel de lobo? No, gracias, porque cuando se amansa la fiera la
diversión se acaba. El compañero de juegos tiene que ser divertido y
excitante. El mete y saca acaba
aburriendo. El aquí te pillo y aquí lo hago es facilón, algo al alcance de
cualquiera.
Yo
prefiero el lobo con piel de cordero porque cuando la fiera despierta...empieza
la seducción, el erotismo, la provocación... y consigue prolongar en el tiempo
esa agónica espera que sólo sabe dar en pequeñas dosis, gota a gota, el
perfecto caballero, ese lobo vestido de cordero, el inocente que con una mirada
lo dice todo sin decir nada, el seductor impasible que con sus palabras te hace
estar jadeando todo el día, palabras que encierran promesas lascivas que te recorren
por dentro como un escalofrío, pensando en el placer que te dio ayer, o en el
que no le dio tiempo dar pero tiene pendiente regalarte.
Ése
caballero encantador que no te llama ni te escribe en días pero siempre tiene
un minuto para pensar en ti, aunque esa espera te consuma aumentando aún más tu
deseo hacia él. Ése que quizá se va a
dormir sólo, o quizá con otra, pero sueña contigo, ése al que le gusta estar
entre tus sábanas, dominante y seguro de que sólo tú eres suya en ese preciso
momento, en cuerpo y mente, y de nadie más. Ése que te sorprende en la puerta
de casa una noche cualquiera esperándote con una sonrisa y una botella de vino,
robándole tiempo a su tiempo sólo para verte. Sólo porque le gusta estar
contigo. Sólo porque quiere estar contigo. Con eso me basta. Y nada más.
Hoy me he levantado caperucita, y hoy voy a ser yo quien
vaya a buscar al lobo camuflado. Sé que cuando el lobo devore a caperucita
quizá se acabe el cuento, pero puede que el amable cazador esté esperando y
venga a rescatarme ... Para volver a empezar...porque ya no me asusta verle las
orejas al lobo...
2 comentarios:
Helga ha vuelto! que alegría leerte de nuevo.
Brindo por los seductores, da igual que sean lobos o que sean corderos.
Saludos!
Helga ha vuelto a casa...a esta casa que ella misma creó para que pudiéramos disfrutar de su compañía leyendo sus sabrosos relatos, ya sea frente a la chimenea del salón como en ese dormitorio secreto donde habitan sus pasiones más ardientes. Helga...eres grande y lo sabes tan bien como nosotros. Un beso de alguien que es fiero y dulce como un cordero con alma de lobo.
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