martes, 9 de septiembre de 2008

PuntO y ApartE

Lejos de intentar acercarme al patetismo (con la sensación de vacío que algunas frases representan en el conjunto de sentimientos que se suceden) hay palabras que rozan el filo del abismo y que al oirlas se me cierran los oídos para evitar su sonido. La boca gesticula, a cámara lenta, frases sordas a orejas dormidas. No saben cuanto mal generan. Con la esperanza caduca, depositada en un sobre que ya se ha abierto pero que nunca se envió, no hay mano inocente en la urna que lo ha elegido.
Tal y como irrumpe la inesperada luz en un derribo, iluminando los espacios antes cerrados a ella, se inunda de incertidumbre la visión del día después. Y no por ello está exento de congratulación, por lo que fue y por lo que podría haber sido. Y por lo que será, aunque (inevitablemente) ya sin mí.

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