Recordé que hace unos meses me planté en mi querido cine Renoir dispuesta a olvidar durante 90 minutos la horrible jornada sin tregua que (por suerte) tocaba a su fin.
Del abanico de posibilidades expuestas en cartelera, le pregunté al chico de la taquilla y me recomendó dos. Escogí una en versión original francesa: “Une fille coupée en deux”. La verdad es que acerté (o acertó). De la trama me llamó la atención lo humillante que a veces puede llegar a ser el amor, bueno, más bien, cuánto te pueden/puedes humillar a cambio de amor. Si bien es cierto que cuando se ama a una persona (y hablo de AMOR, con mayúsculas) la amas y la aceptas tal y como es, con sus defectos y con sus virtudes, llega un punto en que se pierde de vista lo que hay más allá, y aceptas y asumes tu papel de amada/amante. Sin condiciones.
En general, el concepto es bonito: entregarte sin más, pero… ¡siempre hay un pero! Inconscientemente, todos esperamos algo a cambio. Creo que, si bien alguna vez he podido perder mi identidad en algún momento del juego, la he tratado de recuperar enseguida. Lo que pasa es que a veces el juego dura días, meses, años… y puedes llegar a olvidar quien eras.
Si el amor es la respuesta ¿cuál es la pregunta?… No la sé, pero lo que tengo muy claro es que sólo el amor no es suficiente.
Nota mentaL: Las calenturas amorosas podrían provocar la muerte prematura... por puro agotamiento
Gracias Leo aka Roberto :)
En general, el concepto es bonito: entregarte sin más, pero… ¡siempre hay un pero! Inconscientemente, todos esperamos algo a cambio. Creo que, si bien alguna vez he podido perder mi identidad en algún momento del juego, la he tratado de recuperar enseguida. Lo que pasa es que a veces el juego dura días, meses, años… y puedes llegar a olvidar quien eras.
Si el amor es la respuesta ¿cuál es la pregunta?… No la sé, pero lo que tengo muy claro es que sólo el amor no es suficiente.
Nota mentaL: Las calenturas amorosas podrían provocar la muerte prematura... por puro agotamiento
Gracias Leo aka Roberto :)