
Tres eran tres los caminantes en vilo. Llegados a puertos sonó un suspiro, pues el del medio añoraba lo que ya no era suyo. Intenso pasado, incierto futuro. Subidos al barco amarras soltaron, rumbo al infinito, con los pies descalzos. Travesía tormentosa, entre nubes y olas, años, meses, días, horas… Y un tributo al destino: la vida entera. Ahora.